jueves, 29 de agosto de 2013

Piropos y dignidad nacional. Editorial DIARIO EL PAIS. 29/8

Uruguay generó una deuda importante con Raúl Sendic. Es que el acto pomposo con el que el presidente de Ancap inauguró el martes la nueva planta desulfurizadora del ente, pensado como su despedida del cargo y puntapié inicial de su campaña electoral, permitió dejar en claro algunos aspectos clave para entender la política local y regional de hoy.

El primer punto es sin duda el absoluto descontrol y falta de estrategia en la relación con Argentina. En momentos en que ese vínculo, está pasando por su peor momento en años, nuestro país le cede una tribuna a la mandataria más hostil hacia Uruguay en décadas (solo superada por su finado esposo) y a su claque de aplaudidores estatizados. A días de que ese país anunciara la construcción de un canal que puede ser el golpe de gracia para nuestra industria logística y portuaria, ¿era necesaria esta nueva humillación? Sendic dice que no la invitó, al Canciller nadie lo vio por ningún lado (hace tiempo que ese rol lo juegan el embajador Pomi y el subsecretario Porto) y la supuesta moneda de cambio de "abrir la canilla del gas" parece más otra muestra del vano optimismo de algún burócrata, que una realidad acordada y firmada.

En segundo lugar, el hecho confirma la ausencia del más elemental sentido de dignidad nacional del Partido Comunista que domina al Pit-Cnt y a la intendencia capitalina. Desde la payasesca entrega de la llave de Montevideo a la presidente argentina, hasta el bochornoso "piropo" del señor Marcelo Abdala, que nadie sabe a santo de qué habló en el acto. Seguro que no a nombre de los gremialistas de Ancap que protestaban tras una reja, lejos de los canapés y las bebidas espirituosas. Un partido que ha hecho bandera de un antiimperialismo cerril, pero que siempre ha estado dispuesto a agachar la cabeza sumiso ante cualquier poder extranjero clase B, ya sea la URSS, Cuba, Venezuela, o ahora este populismo hipócrita, de discurso pobrista y cartera Louis Vuitton.

Sería interesante que M. Abdala, que siempre dice hablar en nombre de "el pueblo", algún día se arriesgue a legitimar ese apoyo en las urnas, donde de seguro recibirá casi tanta simpatía, como la que hoy despierta su piropeada entre los uruguayos.

En tercer lugar, permite comprobar el nulo apego a la institucionalidad democrática y al espíritu republicano que campea en la administración de José Mujica. Se utilizó en forma indignante un evento público, la inauguración de una obra pagada por todos los uruguayos (alguien debió avisarle a la invitada de honor de ese detalle), para hacer politiquería menor, discursos ideológicos cargados de prejuicios y naftalina, y atacar a la oposición. ¿Esa es la concepción que tiene el gobierno del manejo del Estado? ¿Tenemos como modelo lo que pasa del otro lado del río?

En cuarto lugar, se comprobó una vez más lo caliente que está la interna oficialista. Fueron más sonoras las ausencias de Tabaré Vázquez y Danilo Astori, que las palabras del presidente Mujica. Un presidente en clara retirada,y cuya cotidiana lección de filosofía orillera, cada vez tiene menos público adicto a medida que el eje del poder, inexorablemente va migrando a la calle Buschental.

Lo que no permitió el acto fue aclarar cual es el marco ideológico en que se mueve el propio Sendic, señalado como la gran carta de renovación generacional del oficialismo. Eso sí, para dentro de 5 o 10 años, cuando ya llegue a una edad aceptable para los pobladores de los fosilizados comités de base. Por un lado se pelea con el gremio de Ancap, con los cañeros y con la Universidad de la República para defender a Alur. Por otro acuerda con el Partido Comunista y le da un estrado a lo más reaccionario del partido. En algún momento se tendrá que definir.

Es una pena que todos estos hechos divisivos y polarizantes hayan opacado un evento que debió resultar un festejo para todos los uruguayos. Más allá de la opinión que se tenga sobre las empresas públicas, su rol y tamaño en la sociedad, no todos los días se inaugura una obra para la que tuvimos que desembolzar (nosotros y no YPF, como dijera "equivocada" Cristina),más de 350 millones de dólares. Al menos por un rato, podrían habernos dejado creer que, pese a las diferencias ideológicas, tenemos un gobierno verdaderamente nacional, que tiene una visión y una estrategia clara para el futuro.

sábado, 24 de agosto de 2013

HERNÁN BONILLA. ORIBE:Un estadista y su legado

El 10 de agosto se cumplió un nuevo aniversario -el número 177- de la creación de la divisa blanca con la inscripción "Defensor de las Leyes" decretada por el presidente constitucional de la República, Manuel Oribe. Era en defensa del orden institucional, amenazado y finalmente derribado por una revuelta que ninguna razón seria esgrimía. Allí nació el Partido Blanco que luego, a partir de 1872, pasaría a ser Nacional.

Es interesante detenerse, más allá de la biografía o en la mera recordación, en un tema mucho menos visitado pero muy trascendente, las grandes líneas de su gobierno que marcaron a fuego a su partido y también al país.


Oribe fue el primer estadista de la República. 

En su gobierno se ordenaron las cuentas del Estado y la deuda pública. Comienza la creación de nuestro sistema de previsión social, se establece la Universidad, se toman medidas efectivas contra la esclavitud, y un largo etcétera como era necesario en tiempos en que todo estaba por hacerse.

Es posible distinguir la orientación de la administración del Brigadier General Manuel Oribe en economía, política interna y exterior, así como aspectos generales como el apego a las instituciones, una concepción integral de Nación y una clara visión de nuestro destino manifiesto.

Durante el gobierno de Oribe se dan los primeros pasos relevantes, luego de la Constitución de 1830, que marcan esa etapa de nuestra historia hasta 1875 como liberal. En el marco de un orden constitucional claramente librecambista se ordenan las finanzas públicas y se aprueba la célebre ley Massini de libertad financiera (en particular de la tasa de interés) que cimentarán el extraordinario crecimiento que llevará a nuestro país a figurar entre los más ricos del mundo en términos per cápita hacia el tercer cuarto del siglo XIX. Su gestión, liberal y progresista en el verdadero sentido de la palabra, marcaron la cancha de un país que comenzaba a definir su identidad en el sentido correcto.

En política interior el respeto a todas las opiniones y a toda industria, junto al afianzamiento del derecho de propiedad y las garantías institucionales fueron reconocidos incluso por detractores tan lejanos al caudillo como Juan Carlos Gómez.

Su política exterior americanista y no intervencionista definirá a fuego la identidad de su partido y, como en ningún otro aspecto, la del mismo país. Recogiendo el legado artiguista entendió la importancia de la integración defendiendo al mismo tiempo con uñas y dientes como requería la época la independencia nacional. Su visión de la no intervención era de ida y vuelta, ya que no interfería en los asuntos internos de otros países ni aceptó ninguna influencia en los nuestros. Basta recordar que cuando el gobierno necesitaba urgentemente recursos para enfrentar la revolución riverista rechazó un préstamo de Inglaterra que imponía condiciones reñidas con el interés nacional contestando lacónicamente "seremos pobres, pero decentes".

En definitiva, no es difícil ver en las grandes definiciones del gobierno de Oribe las posteriores de los siguientes gobiernos blancos, de Giró a Lacalle. Y hoy, más allá de discusiones, parte de la mejor tradición nacional. Es un legado que hoy es reconocido por todos los uruguayos y que nos interpela, severamente, sobre nuestro presente y futuro. DIARIO EL PAIS

DIARIO EL OBSERVADOR. ASSE sufre el “impacto negativo” del plan de salud mental oficial Lo dijo el director de salud mental de ASSE, Horacio Porciúncula

El plan de salud mental que comenzó a implementar el Ministerio de Salud Pública (MSP) en 2011 tuvo un "impacto negativo" en ASSE, aseguró el director de Salud Mental de ese organismo, Horacio Porciúncula. El jerarca criticó duramente el plan oficial en una conferencia organizada por la Sociedad de Psiquiatría y el Sindicato Médico para debatir sobre la organización de la atención psiquiátrica y salud mental en Uruguay.


"Hoy por hoy tenemos muchos problemas. Uno bien claro, que todo el mundo reconoce, es el impacto que ha tenido el tema de las prestaciones en salud mental. Desde el lado de ASSE ha sido un impacto muy negativo por dos grandes razones. Primero, no nos aportó un solo centésimo, sino que nos quitó plata. Segundo, no nos dieron los recursos humanos que necesitábamos para cumplir con esas prestaciones. Por lo tanto, aumentaron considerablemente las demandas en nuestros recursos humanos en el primer nivel, llevando al agotamiento, al enojo, a la rabia, a todos esos sentimientos complejos", afirmó Porciúncula ante sus colegas, según consta en la transcripción de la conferencia publicada en el último número de la Revista de Psiquiatría del Uruguay.


El jerarca cuestionó: "¿Dónde están los $ 8 per cápita que nos iban a dar?, ¿dónde están los 135 recursos humanos que pedimos?". Luego hizo referencia a una explicación que le dieron en el Ministerio de Economía, que no le conformó. "Tengamos claro que nosotros somos una parte de esta sociedad y como parte de ella tenemos nuestro poder y nuestras influencias, que a veces son muy pocos (sic) porque las decisiones se juegan en otros territorios", manifestó. El plan de salud mental introdujo la psicoterapia como prestación obligatoria en las instituciones de salud para algunos grupos considerados como más vulnerables. El Observador consultó a Porciúncula sobre sus afirmaciones pero no hizo comentarios. "Lo dicho, dicho está", respondió. 

La hija del disidente, la hija del dictador

EDITORIAL de diario el pais

En astrología, sin ser expertos en la materia, hemos oído hablar de la importancia de la confluencia de los astros. Pues bien, en Montevideo se produjo en estos días, otro tipo de confluencia, la de dos mujeres llegadas de Cuba, con situaciones de vida y visiones de la realidad cubana diametralmente opuestas.


Y no es para menos, ya que una de ellas forma parte de la "nomenklatura" que gobierna a la isla al mejor estilo soviético desde aquella trágica ironía, la idealizada revolución cubana que nació para terminar con la dictadura de Batista y al final fue solo un cambio de dictadores, sangrientas purgas "revolucionarias" mediante. Los cubanos desde entonces, viven bajo una tiranía comunista que el otro día celebró sin pudor alguno, la toma del cuartel Moncada. Acción valerosa que se tergiversó cruelmente en seis décadas ininterrumpidas de gobierno de los Castro, primero de Fidel, casi 50 años y luego de su hermano Raúl.

Si resultaba indignante que con total desaprensión, Mariela Castro se presentara y del FA la aplaudieran, como adalid de los derechos humanos, una calificación que proviene de su campaña a favor de los homosexuales, aunque sea evidente que no le importan lo más mínimo los derechos de las personas perseguidas por el solo hecho de ser críticos del gobierno, la gota que desbordó el vaso fue que haya sido declarada visitante ilustre por la IMM. Por más desprestigiada que esté dicha distinción a partir de anteriores casos conocidos. La hija de Castro, sin disimulo alguno reconoció no ser partidaria del pluripartidismo. Ni falta que hacía, ya que es adepta a un sistema de partido único. A pesar de su supuesta inquietud por los derechos humanos, no se le vio ni preocupada ni angustiada, por todos aquellos que al no ser serviles del régimen no tienen chances de conseguir un trabajo y sí dificultades para estudiar, para vivir, para progresar, cuando no son directamente amenazados o golpeados por esbirros del poder. Además de las personas que pasan largo tiempo, muchos, toda su juventud, encerrados entre rejas. Inclusive antiguos compañeros de la revolución, como el comandante histórico de la 9ª columna de la revolución, Huber Matos. Solo fue puesto en libertad, después de 20 años en una celda respirando el humo de las calderas de la prisión, luego de convertirse en un grave enfermo de enfisema, para que no se les muriera adentro.


Mientras la hija de Castro contaba de su linda vida, de su entorno familiar y de sus actividades como diputada (del partido único) y otros cargos a los que ha accedido por ser parte de la dinastía reinante, la otra cubana que nos visitó, Rosa María Payá, al hablar de la vida de los cubanos, la de su familia y la suya propia, transmitió algo muy diferente.

Rosa María perdió a su padre de 60 años, el 22 de julio de 2012, en un accidente muy sospechoso, al salirse su auto de la carretera. Un mes antes, mientras conducía acompañado de su mujer, había sido empujado por un coche desde atrás. En cuatro oportunidades se encontraron con que las tuercas de las ruedas habían sido aflojadas. Osvaldo Payá era el valeroso líder del Movimiento Democrático Cubano que luchó pacíficamente por cambiar el estado de cosas en Cuba. Fue promotor de un plebiscito, el Proyecto Varela, que fue acompañado de 25.000 firmas, una cifra bien significativa en un país donde no hay libertad y hay que atreverse a enfrentar a los poderosos. Las rúbricas se presentaron hace 10 años y todavía no hubo respuesta. Lo que se pedía era una apertura para la participación ciudadana en la vida pública, libertad de expresión, de asociación, de partidos, libertad de empresa y para los presos políticos.


La familia Payá, a la cual no se le permitió ingresar al juzgado donde supuestamente se investigaba sobre la colisión en la que también murió el dirigente del Movimiento Cristiano de Liberación, Harold Cepero, ha presentado una denuncia en España contra los responsables de la Seguridad del Estado de Cuba. En el mismo vehículo viajaban el sueco Jens Aron Modig y el español Angel Carromero, quien fue condenado por la justicia cubana a 4 años de cárcel. Extraditado a España, declaró al diario El Mundo, "que los servicios secretos cubanos asesinaron a Payá".

Según Rosa María, que continúa la labor de su padre, las anunciadas reformas son puro maquillaje y actualmente hay mayor agresión y violencia.

F. Faig: La Maldición del gradualismo

FRANCISCO FAIG
PROFESOR UNIVERSITARIO. ENSAYISTA
Francisco Faig

La maldición del gradualismo 

El Pais, 24/8/13
Una de las críticas que se hicieron al gobierno blanco (1990- 1995) es que intentó modificarlo todo y muy rápido. Desde el sanguinettismo se decía que los cambios precisan de tiempo y que era mejor reformar gradualmente, de a poco, sin grandes rupturas. Con la perspectiva que dan los años, y ya pasando el mediodía de la administración Mujica, no cabe duda de que el apreciado gradualismo se ha transformado en una extendida maldición nacional.

Hoy, muchos de aquellos impulsos de modernización se concretaron: Ancap, asociada a empresas transnacionales; Antel, que ya no conserva el monopolio de las comunicaciones por el avance tecnológico; AFE, que se abrirá a privados; el seguro de automóviles, obligatorio; la multiplicación de sociedades anónimas que son públicas pero se rigen por derecho privado; inversión privada aceptada y hasta fomentada por la izquierda, con exoneraciones tributarias, a veces excesivas, para Aratirí, Montes del Plata, zonas francas, etc.

Pero, ¿cuánto daño causó la demora en inversiones en infraestructura pública? ¿Cuánto atraso generó el cansino ritmo con el que se enfrentaron las reformas en el pasado, o la falta de convicción en forzar la marcha para concretarlas? Con el diario del lunes que nos cuenta cómo el Frente Amplio se abrazó al capitalismo cuando llegó al poder, luego de décadas de prédica contraria, se sabe que fue enorme. ¡Si todo lo que el Frente Amplio hoy acepta se hubiera llevado adelante en los noventa!
Como estrategia electoral, que es lo menos relevante, el manido gradualismo no impidió el triunfo de la izquierda. Pero sobre todo, su perezoso paso impidió concretar reformas estructurales que, de haberse hecho a tiempo, hoy permitirían mayor desarrollo y prosperidad colectiva. Piénsese, por ejemplo, en el formidable impulso a la inversión en infraestructura y en enseñanza pública que hubiera significado que 600 millones de dólares de 1993 llegaran a las arcas del Estado. Pero claro: en vez de aceptar la ley de empresas públicas, la fuerza de la reacción progresista- gradualista la boicoteó, por aquella sandez de defender las joyas de la abuela.

Esa cultura gradualista no quiere verse en el espejo de su responsabilidad. En los años noventa uno década dos niños nacía con al menos una necesidad básica insatisfecha (NBI). En vez de apurar el ritmo de las reformas, el autocomplaciente gradualismo prefirió creer que no había urgencia. Desde la izquierda reaccionaria, el sentido común de la clase media montevideana incluso se oponía a ellas con virulencia.
Hoy, con barrios periféricos en la capital en los que las cifras de asesinatos son las peores del mundo (70 cada 100.000 habitantes, como en Centroamérica), y con datos de 2011 que señalan que uno de cada dos niños siguen naciendo con al menos una NBI, los gradualistas ponen cara de yo no fui. Y los compañeros del comité, de reflejos adolescentes, culpan a los años noventa.

Hoy como ayer la maldición es creer en el gradualismo. Tenemos que entender que en seguridad y en enseñanza pública así como vamos solo podemos empeorar. Se precisa un cambio de rumbo corajudo, decidido, con un liderazgo que haya aprendido de las pusilanimidades de los noventa, que vea más allá en el horizonte y que conduzca con convicción.
El Vázquez de 2014, se sabe, será la quintaescencia del quietismo: el gradualismo miope que se convenció de su éxito.